Lilith

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miércoles, 22 de julio de 2015

LES JOURS OÙ JE N'EXISTE PAS (Jean-Charles Fitoussi, 2002)


Resulta alentador encontrarse, dentro del contexto del cine fantástico, obras que consigan sorprender dando una vuelta a los planteamientos habituales de un género quizá demasiado encorsetado y "restringido" por los elementos propios.

La película que nos ocupa narra la peculiar vida de Antoine, un joven parisino que posee la peculiaridad de vivir solo un día de cada dos. A las doce de la noche se acuesta en la cama y se volatiliza hasta las doce de la noche del día siguiente. Antoine vive con cierto pesar ese tiempo perdido y su temor se acrecienta cuando conoce a Clémentine, una joven de la que se enamora.
Les jours où je n'existe pas es una película de Jean Charles Fitoussi, asistente de dirección de los Straub, y la influencia de estos se nota en el ritmo y la puesta en escena. No es un film fácil, ni convencional, sino pausado y contemplativo. Los personajes se mueven con placidez y se recrean en lo cotidiano con un increible realismo, lo cual hace que toda la parte fantástica de la película se plasme con una naturalidad pocas veces vista en el género. Y es que una de las principales virtudes de esta película es como varia sus registros manteniendo un mismo tono. Pasamos de un drama existencialista a un film romántico, o a una película fantástica sazonada con un sutil sentido del humor netamente burlesco con la condición humana. Y la cámara, escrutadora, se mantiene siempre uniforme, filmando los márgenes con la misma firmeza con la que enmarca un primer plano facial. Pero nada enfático, sino como si estuviese filmando un documental de un mundo irreal.

Algo destacable dentro de la puesta en escena es el uso  de los espacios vacios, utilizados aquí como
elemento conceptual sobre el que se articulan forma y fondo. Es habitual a lo largo del film los encuadres en los que alguno de los personajes queda relegado a un espacio aparentemente marginal dentro de su propia composición. Todo muy "bressoniano", pero a la vez diferente en sus intenciones, igual que esas panorámicas tan "straubianas" que en ocasiones remiten a Garrel. Como esos planos de los protagonistas en contraposición (comiendo, o recorriendo el río en la pequeña barca), en los que el protagonismo no es secuencial, si no de encuadre, pudiendo saltar de un elemento a otro en una misma secuencia.


Es una pena que no haya podido ver más películas de Fitoussi (a excepción del magnífico documental sobre el rodaje de Sicilia!, de Jean Marie Straub y Danielle Huillet) por la falta de difusión en nuestro país. En especial la gigantesca (¡190 minutos!) y alabada Je ne suis pas morte (2008), que se pudo ver en el pasado Festival Internacional de Cine de Gijón, en una copia de 35 mm. Habrá que esperar futuras retrospectivas para poder disfrutar de la que parece una de las obras más peculiares y estimulantes del último cine francés.

Película:
https://mega.co.nz/#!rdYVzSKI!abl5HRqsXWy3_IIAUaj31_2l_s_ei4P4tjiP8s3cha4

Subtítulos:
https://mega.co.nz/#!uRAFALAR!_1PFwPbp1luef4vFigvlatnGEwBPBDHOBLQ-Ld1N_yc